Lo hacemos y ya vemos

Con permiso de “los Javis”, tomo prestado el título de una de las canciones de la llamada para esta entrada del blog. Esto es porque me recuerda mucho a la forma que muchos gais (y por supuesto, algunos heteros) tenemos de relacionarnos hoy en día. Generalmente, primero mantenemos encuentros eróticos (voy a ser políticamente correcto) y luego ya, si eso, conocemos (o lo que es lo mismo, lo hacemos y ya vemos). Quiero aclarar que no todo el mundo se relaciona de esta manera, pero es cierto que he observado este patrón tanto en mi vida personal como profesional en un alto porcentaje. Por lo que he decidido hablar sobre ello.

En la era Gindr es muy fácil conseguir sexo, eso es así. Solamente tienes que rellenar unos datos básicos y crear un perfil. En una ciudad tan grande como Madrid no resulta complicado (en otro artículo seguramente hablaré de las dificultades que tenemos los gais en los pueblos y en las ciudades pequeñas, pero no en este), somos tanta gente que hay para todos. Hasta ahí todo bien: quieres sexo, lo consigues. ¿Cuál es el problema entonces?

El problema es que, para algunas personas que no buscan solamente sexo, esta forma de relacionarse supone mucha presión. Al parecer, si no das la talla en la cama ya no tienes posibilidad de conocer a la otra persona, que desaparecerá tan rápido como ha aparecido en tu Grindr. Esto genera un patrón de relaciones que se traduce en mucho sexo y poco sentimiento. Para algunas personas esto llega a ser muy frustrante, e incluso puede desembocar en problemas sexuales como falta de erección o disminución del deseo. Conozco a hombres homosexuales de todas las edades que me han contado que han llegado a quedar con otra persona para mantener un encuentro simplemente para poder dormir después abrazado a alguien (y esto de dormir solo lo consiguen si tienen la suerte de que no los echen de la cama tras el sexo, que es lo más común). La gente, por lo general, se siente falta de cariño. En mi experiencia, al menos, es demasiado habitual.

Si te sientes identificado con lo que acabo de decir, quizás las aplicaciones de ligue no son la mejor manera de que conozcas gente. No, no es un drama. Aunque te parezca imposible, se puede conocer gente en Madrid de otras maneras. Hay equipos de deporte LGTB, actividades como intercambio de idiomas que tienen lugar en bonitos cafés, otras actividades organizadas por asociaciones como COGAM, FELGTB, o Triángulo, puedes levantar la vista de tu móvil y cruzar una mirada con alguien (llamadme peliculero, pero pasa), ¡hasta los cristianos tienen asociación LGTB! Así que no te quejes, estoy seguro de que puedes encontrar algo que se adapte a ti y a lo que te gusta. Todos tenemos nuestro lugar. Se que es mucho más fácil y cómodo conseguir la cita desde tu sofá, pero si pretendes hacerlo así, debes tener en cuenta que hay más probabilidad de que se quede en un encuentro puramente sexual. ¿Y pasa algo por que se quede en eso? La respuesta solamente la tienes tú y lo que esperes encontrar.

También conozco los casos que piensan justamente lo contrario a lo que acabo de exponer, es decir, que es más cómodo follar antes y, si no funciona, ya no hace falta molestarse en conocer (sé que he dicho al principio que iba a ser políticamente correcto, lo siento). Esto puede ser un acierto o un error, cuidado. Los encuentros sexuales pueden mejorar muchísimo cuando hay confianza y conoces a la otra persona. Aunque tampoco hay que forzar nada, si la persona no te atrae o no te despierta deseo sexual, seguramente es mejor que no vaya a más.

Mientras escribía este post, he pedido opinión sobre el tema en mis redes sociales, y el feedback que he recibido ha sido el siguiente: las aplicaciones son solamente el medio, y el uso que luego se les dé depende de la persona. Jose, por ejemplo, comentaba que “hay que ser consciente de que tipo de app es Grindr, básicamente de encuentros fortuitos. Pero no tiene por qué ser así siempre, a veces una cosa lleva a la otra y puedes sacar una amistad duradera o una relación estable, como fue mi caso”. También hay personas que opinan que “supone una barrera para relacionarnos de forma personal”. Comentan que ya no ves tanta gente en las discotecas ligando en persona como antes, sino que ves a muchos ligando con el móvil. Un punto a favor de esto, es que puede ayudar a que nos atrevamos a escribirle a alguien al que no nos atreveríamos a hablarle en persona.

¿Te sientes identificado en alguno de los dos perfiles que he comentado? ¿Eres de los de “lo hacemos y ya vemos” o de los de “primero vemos y luego lo hacemos”? Mi consejo es que siempre dejes claro lo que buscas y lo que no buscas (si es que lo sabes) para no llevarte sorpresas. Y, si eres de los que se sienten faltos de cariño, pregúntate también si tú lo estás dando. No se puede (o no se debe) pedir lo que no se da.