¿Cómo vas de autoestima?

Esta mañana, mientras tomaba un café, he oído hablar a una pareja que tenía a mi lado. Uno le reprendía al otro que “nunca hacía nada bien”. Luego he pensado en las personas que acuden a mi consulta y que, en un alto porcentaje de casos, tienen problemas de autoestima. Esto me lleva a pensar en cómo se relacionan las personas y me he dado cuenta de que, por lo general, oigo intercambiar más críticas destructivas que constructivas o positivas, lo cual es preocupante.

Esto tiene un claro efecto en nuestra autoestima. Si de forma continua nos dicen todo lo que hacemos mal, pero pocas veces se nos refuerza lo que hacemos bien, acabamos por creer que realmente lo hacemos todo mal o no valemos para nada (lo que suele estar muy lejos de la realidad). Pero, ¿qué es la autoestima? Normalmente se piensa que es quererse a uno mismo, aunque la realidad es que implica también todos los sentimientos, emociones, sensaciones, opiniones y actitudes que hemos ido acumulando sobre nosotros a lo largo de nuestra vida. Es evidente que esto no va a ser algo estático y estable, sino que puede ir variando según el momento vital o alguna experiencia concreta. El problema surge cuando la autoestima es baja y nos volvemos totalmente negativos de forma continua en el tiempo.

¿Qué puedes hacer para aumentar tu autoestima? Sobre todo vas a necesitar cuestionar y cambiar algunas creencias acerca de ti y del mundo que te rodea, y esto se consigue principalmente de dos maneras: poniendo el foco sobre lo positivo, y aprendiendo a gestionar las críticas y las emociones negativas. La autoestima se manifiesta sobre todo en nuestro lenguaje interno, por lo que también deberemos analizar cómo nos hablamos a nosotros mismos. Es común que las personas con una autoestima baja pongan el foco en los mensajes negativos y no en los positivos. Esto pasa porque necesitamos mantener la imagen que tenemos creada de nosotros mismos (negativa en el caso de las personas con una baja autoestima) y ser consecuentes. De esta manera tendemos a confirmar lo que ya creemos sobre nosotros (una persona narcisista, por ejemplo, pondría el foco únicamente en los elogios). También puede ser que, debido a las experiencias negativas del pasado, hayamos interiorizado ciertas etiquetas negativas de las que necesitemos desprendernos.

Para trabajar todo esto, te propongo empezar con un pequeño ejercicio. Coge papel y boli y elabora una lista con todas las cosas positivas que recuerdes que te hayan dicho (por ejemplo: “eres muy amable”, “me haces reír”, “tienes unos ojos muy bonitos”…) y otra con las que consideras que son tus fortalezas (“me considero buen amigo”, “sé escuchar”, “soy divertido”…). Este listado te servirá para reflexionar sobre las cosas positivas que te dicen y que te dices. En cuanto a los elogios recibidos, ¿cuánto te crees del 1 al 10 lo que te dicen? ¿Qué pasaría si te lo creyeras totalmente? ¿Cambiaría tu actitud o tu autoconcepto? Y en cuanto a las fortalezas que has enumerado, ¿qué dicen sobre ti mismo? ¿Qué habilidades y recursos crees que hay tras cada una de esas fortalezas?

Voy a ser totalmente sincero, libros de autoayuda en los que aparecen este tipo de ejercicios hay muchos, y algunos bastante buenos, pero no son comparables con acudir a un profesional que sepa guiar esta reflexión y proponerte ejercicios personalizados según sea tu caso, tenlo en cuenta.

Para finalizar, y retomando lo expuesto en el primer párrafo, voy a proponerte algo para influir positivamente en la autoestima ajena. Primero, piensa si sueles hacer más críticas que elogios. Si es así, piensa si las críticas que haces son constructivas o destructivas y, si son de las segundas, directamente suprímelas de tu discurso, no van a traer nada bueno. Lo que te propongo es que aumentes el número de elogios (no a lo loco, sino que sean reales) y que, cuando hagas una crítica, valores que realmente sea constructiva y la digas de tal forma que le aporte de verdad algo a la otra persona. De esta manera estarás ayudando a fomentar las emociones positivas a tu alrededor y a que la gente te trate a ti de la misma manera.