¿Y si te lo cuento?

El otro día durante una cena con amigos, salió el tema “¿cómo fue vuestra salida del armario?” Éramos seis, y para tres de nosotros no había supuesto un trauma. En cambio, para los otros tres sí que fue difícil; tanto, que a más de uno le mandaron al psiquiatra. Tras conocer estos casos que no recibieron apoyo, me surgió la duda: ¿merece la pena dar a conocer nuestra orientación sexual?

Para mí, fue fácil. Mi madre me lo preguntó indirectamente mientras comíamos. Cuando le dije que sí, que era gay, ella solamente me dijo que lo había sabido toda la vida, y que solo estaba esperando a que se lo dijera. Tengo una madre que es estupenda y que se toma bien que sea homosexual, aunque sé que no ha tenido que ser fácil para ella en muchos momentos porque, aunque queramos convencernos de que ser gay o lesbiana está aceptado en nuestro país, la realidad es que no todo el mundo lo acepta (y no hablemos ya de aceptar a personas trans, no binarios, queer, intersexuales y demás familia). Ejemplo de ello son los casos que han vivido tres de mis amigos.

A dos, les mandaron al psiquiatra porque “eso que tienes se cura, solamente estás confundido”; e, incluso, a uno de ellos su madre le dijo que “nunca entenderás mi disgusto porque nunca tendrás hijos”. Para ser justos, muchos hombres gais tienen hijos hoy en día y además, está demostrado que esos niños son igual de felices que los de padres heterosexuales. En cuanto al tercero, le echaron de casa y le quitaron las tarjetas para que no pudiera disponer de dinero a modo de castigo. Sinceramente, me parece dramático y más sabiendo que se trata de hechos reales. ¿A una persona le afecta tanto en su vida que su hijo sea gay, sabiendo que eso no es una elección sino una condición? Yo, sinceramente, no soy capaz de comprenderlo.

Es cierto también que, para ser justos, no se puede negar que vivimos en uno de los países más tolerantes del mundo, aunque todavía queda mucho por hacer para que este tipo de casos no se produzcan. Para empezar, si tener una orientación sexual diferente se aceptase de forma natural, las personas que decidimos salir del armario no tendríamos la necesidad de hacerlo continuamente. ¿Continuamente? ¿No se sale una vez y ya está? Pues no, lo cierto es que pasamos por este ritual cientos de veces en nuestra vida. Salimos del armario con nuestra familia, nuestros amigos, en clase, en el trabajo, en el nuevo trabajo, en una fiesta si te intentan presentar a una chica y a ti quien te gusta es su amigo… ¿Os imagináis a los heterosexuales diciéndoles a sus padres que lo son? Una surrealista situación que han reflejado a la perfección en la película Love, Simon (2018).

Afortunadamente la gente puede cambiar y comprender. Por ejemplo, en otro caso de un amigo cercano, su madre vomitó al ver a dos chicas besándose delante de él (real). Sin embargo, ahora es activista LGTBIQ y se dedica a defender los derechos de su hijo. Al final es cuestión de amor, de respeto. Una persona que quieres no va a ser distinta porque sepas o no que es homosexual, va a seguir siendo igual, e incluso te vas a perder parte de su vida y no la vas a conocer realmente si no la aceptas.

No obstante, hay que ser conscientes de que la aceptación empieza por nosotros mismos, pues se sabe que quien no es capaz de asumir y aceptar su orientación sexual es menos feliz, así como quien no se atreve a salir del armario. ¿Por qué? Fácil, no son ellos mismos. Por eso yo animo a la gente que esté leyendo esto y no pueda ser ella misma a que sea valiente, y si no se atreve a dar el paso, que pida ayuda para ello. A mi consulta han acudido chicos muchas veces que manifestaban su deseo de contarle a su familia y amigos que son gais, pero no sabían cómo hacerlo, y con la ayuda adecuada lo han conseguido. En algunos casos no ha sido fácil, e incluso ciertas personas les han rechazado, pero todos ellos manifiestan no arrepentirse de la decisión a día de hoy y comentan que son más felices y tienen mejor autoestima pudiendo ser ellos mismos.

En resumen, aunque el proceso de salir del armario no sea fácil para muchas personas, lo cierto es que, si no puedes ser tú mismo (y más con las personas que te quieren), va a ser muy difícil que consigas ser feliz. Eso sí, si crees que no lo vas a tener sencillo, valora  antes la situación y asegúrate de que cuentas con apoyo para hacerlo.